Viejo hermano,
ahora estamos tan distantes. Yo vivo en un desierto
y tú sueles beber agua de aquel mismo estanque.
Y nada estanca las ganas que tengo de matarte.
Planifico el cómo hacerlo y el cómo manipularte.
Viejo hermano, ten cuidado
que yo no sea un tripulante de aquel bote que naufraga
hacia una supuesta paz errante.
Porque si por mí fuera,
la luz del día ya nunca más vieras,
y en tus inviernos ya no lloviera
para que se quemara para siempre tu alma seca.
Sin honestidad y sin cojones
has sido peor que cualquiera de mis burladores,
peor que aquellos días de escuela
donde cambiaba de acera para que ellos no me vieran.
Ahora tú eres el que desvía la mirada,
porque si por mí fuera,
tus dos ojos me los pondría de adorno en los nudillos.
Yo soy moralmente difuso
y con bastardos ya no suelo discutir mucho,
pero voy a tener que exceptuar para ponerte en el lugar que mereces,
gordo de mierda, de cuerpo inerte.
Para ti solo deseo la muerte.
He pensado cómo,
y en la acera noto que caminas
como gato ingrato y algo cojo.
Te juro que si te veo hoy mismo,
el cuchillo te lo traspaso en el abdomen bajo
y te miro frente a frente,
para verte dejar el cuerpo mundano con el que solías hacerme daño.
Hasta que el mío se vuelva helado,
y no del miedo, sino del objetivo logrado:
ver su corazón malogrado
detrás de esa grasa y esos granos.
Maldito blanco, todo de ti me da asco.
Ni siquiera me da lástima tu pobreza,
porque después de todo lo que me has hecho
aún crees que puedes mi mano estrechar.
Lo mataré esa noche de luna llena.
Dejaré su cuerpo tirado bajo su propio coche.
Su suéter mancharé de sangre.
Será tan miserable que no habrá suerte ni santo que de mí lo salve.
Sea con un cuchillo, balas o mis propios dientes de sable,
a este viejo hermano hoy le mancho las nuevas prendas de sangre.
Ya escribí muchos poemas de amor
y ninguno me llena.
Por eso estoy planificando cómo matarlo
aun mientras tengo la boca llena.
Dale gracias a Dios que aún me quedan lápiz y libreta,
porque de no ser así,
ya de ti rastro en esta tierra no existiera.
Pero nada impedirá que mi alma esté sucia por verte jodido.
A mí me vale tener las manos sucias
si igual la conciencia no me corresponde
y el sentido común ni me responde.
Si por mí fuera, te mato esta misma noche.
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